Conservar y proteger los ecosistemas naturales contra impactos inducidos por el hombre son acciones vitales para mantener la diversidad biológica y asegurar sus servicios de carácter económico y social. El diseño de medidas de conservación eficaces requiere, sin embargo, una buena comprensión de la distribución geográfica y de la dinámica de las especies. Si bien esto es relativamente factible en ecosistemas terrestres, donde el paisaje evoluciona lentamente y los movimientos de los animales son directamente observables, adquiere una gran dificultad en el océano. De hecho, un buen número de organismos marinos en edades tempranas, en estado de larvas, se dispersan a grandes distancias a través del vasto y turbulento entorno marino. El transporte de las larvas por las corrientes oceánicas puede conectar poblaciones distantes afectando a la composición y a la estructura de las poblaciones marinas.
La revista Geophysical Research Letters publica un artículo de investigadores del IFISC (CSIC-UIB) en el que se desarrolla un nuevo enfoque para analizar la dispersión de larvas por corrientes marinas y, más en general, para describir procesos en los que la conectividad de diferentes regiones juega un papel importante. La metodología combina dos herramientas poderosas, que hasta el momento se habían empleado por separado, y las aplica ahora de manera conjunta a la cuenca del mar Mediterráneo. Por una parte, se usan los campos de velocidades en superficie de un modelo de circulación marina para construir una red de las interconexiones entre diversas áreas del Mediterráneo entre las cuáles pueden ser transportadas larvas de distintas especies marinas. En segundo lugar, se aplican métodos de la moderna teoría matemática de redes para extraer de estas redes de interconexión información de interés, por ejemplo, para el diseño de áreas marinas protegidas o reservas marinas.